Podrían decirse muchas cosas de él, pero su personalidad siempre se asocia al terror que sale de las sombras; al pánico que producen esas alas abiertas; o esa mirada cargada de odio. Por suerte, ese terror y pánico es el que sufren los villanos a los que se enfrenta, porque el destino quiso que este héroe sin superpoderes naturales se aliara con el bien para derrotar de un modo froidiano a quienes un día mataron a sus padres. Sí, porque a Bruce Wayne, su personalidad real, le marcó el destino aquel día en que salió del teatro de la mano de sus padres y fueron atacados por un maleante que asesinó a sus padres en su presencia. En su mente trastocada por semejante horror se cruzaron los murciélagos que un día viera en una cueva, y entre pesadillas, una voz le dijo que lucharía para siempre contra el mal llevando precisamente ese disfraz de murciélago. Había nacido así Batman, el hombre murciélago. Y corría entonces el año 1939.
Y así nació Batman. Fue en mayo de 1939 en las páginas de Detective Cómics. Y desde entonces, su éxito ha sido imparable. Curiosamente de aquella primera época de creación de héroes, sólo tres se han publicado sin interrupción hasta hoy: Supermán, Batman y Wonder Woman.
Al mismo tiempo que Bruce Wayne iba creciendo con su gigante empresarial, industrias Wayne, fueron apareciendo elementos nuevos que iban dándole forma: el Batmóvil, la Baticueva, y una ciudad gótica que con el tiempo se ha convertido en un ejemplo de imaginación y del encanto que encierra el mundo del cómic: Gotham City. No hay ciudad imaginaria más famosa que ésta. Y cómo no, Batman también comenzó a tener sus propios villanos, una galería de ellos que también se ha hecho famosa, y muchos de los cuales se han convertido en iconos de malos malísimos, como el Jóker, el más psicópata de todos y al que Heath Ledger ha bordado en su última pelícual, El Caballero Oscuro, o Dos Caras. Y junto a todos ellos, la más felina y sensual de las heroínas o no heroínas, Catwoman.
En 1940 nacería su ayudante, Robin. Carmine, Neal Adams o Simonson pasaron por sus páginas, pero fue a mediado de los 80 Frank Miller quien le dio el último empujón definitivo. De su mano salieron dos miniseries históricas: Batman Año Uno y El Regreso del Señor de la Noche.
Batman había vuelto, tan oscuro, tan amargado y tan amenazador como siempre.
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